Esto sucede a menudo. El vendedor le pica uno al principio y de pronto se llena de confianza en que la casa se venderá con facilidad y quizás hasta inspire una guerra de ofertas. Se siente como si estuvieras parado sobre una laguna llena de peces hambrientos. La primera oferta no parece muy buena y, por supuesto, asumes que debe haber peces más grandes y jugosos. Entonces, arrojas al agua el pez que no es tan pequeño después de todo. Grave error. Ese "pececito" es a menudo la "pesca del día."
Hacerse amigo/a del comprador
Ser amistoso es lo correcto, hasta importante, pero no permitas que la personalidad de alguien que está en tu hogar te permita entablar conversaciones demasiado largas con los compradores, porque los conflictos de personalidad a menudo nublan el juicio. Observa lo que se dice al hablar de temas conectados con la casa y el vecindario. Recuerda, este podría ser su nuevo hogar. Sin duda, te emociona mudarte. Pero los compradores comenzarán a hacerse preguntas. Una explicación casual sobre que la casa “es demasiado pequeña para una familia en crecimiento” o “las escuelas están pasando por algunos cambios” podría ser suficiente charla inocente para aplanar su interés.
Subestimar los costos de cierre
Muchos vendedores solo piensan en el dinero por el que están vendiendo su casa. No saben calcular todos los costos que se asocian con la venta. Zillow presenta la siguiente lista de gastos: • Comisión inmobiliaria, si usas una agencia para vender. • Costos de publicidad, letreros, otros costos, si planeas vender como dueño. • Abogado, agente de cierre y otros honorarios profesionales.
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